REVIT - UGALDE

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Proyecto, modelado, infografías y maquetación realizados con el software REVIT 2012. Proyecto fin de Master MAI (parte I) de Diseño y Modelado de Proyectos Arquitectónicos por la Escuela de Nuevas Tecnologías de Madrid, CICE. http://www.cice.es/
El proyecto elegido es la Casa Ugalde del arquitecto Jose Antonio Coderch de Sentmenat. http://www.casaugalde.com/



¿POR QUÉ UGALDE?
El interés por esta pieza de arquitectura comenzó con la lectura de un artículo en el suplemento dominical de el diario El País en junio de 2009. Bajo el título “La casa más hermosa del mundo”. Enric González ofrecía una aguda e irónica visión de la arquitectura en la actualidad, visto desde la perspectiva de un ciudadano de a pie. En palabras de su autor:


“Los arquitectos me parecen gente peligrosa, porque sus creaciones más horrendas no pueden esconderse en un cajón o un almacén. Estamos obligados a verlas o, en el peor de los casos, a vivir dentro de ellas. Quizá debería relativizar lo anterior, dado que en ciertos casos conviene vivir en el edificio más feo del barrio. Se vivirá mal, cierto, pero no habrá que ver el bodrio cada vez que miremos por la ventana.(...).”

Como excepción a este “hacer arquitectura”, presentaba la figura de Coderch: arquitecto único, especial, capaz de crear maravillas con ladrillo. Y como obra, la casa Ugalde, construida por el arquitecto catalán en 1951.
Por desgracia, la opinión de Enric González es compartida por una parte no menor de nuestra sociedad, que encuentra en la figura del arquitecto alguien peligroso capaz de echar al traste los sueños de su casa ideal. Es muy común que, al acudir a tu estudio para encargarte una vivienda, te digan como premisa: “Ah,....y que la casa no sea de “arquitecto””. No quiero decir con ello que seamos nosotros los culpables, o que nuestra visión sea la equivocada, pero creo que es posible encontrar un acuerdo entre cliente y arquitecto que le permita a éste realizar una obra digna de llamarse arte, y a aquél disfrutar de la casa de sus sueños. Este es un dilema que me ha perseguido siempre en mi corta carrera profesional, y ahondar en la obra de Coderch en busca de respuestas me parecía fascinante.

Al final del artículo el autor recomendaba la lectura del libro Conversaciones con J. A. Coderch de Sentmenat.  La personalidad compleja de Coderch me cautivó, estando muy de acuerdo con su manera de entender la arquitectura, y, salvando las distancias, sintiéndome en ocasiones muy identificada con él. Efectivamente, en la página 27 del libro Conversaciones con Coderch, éste dice algo que creo sirvió de fuente de inspiración al artículo de Enric González, y con lo que estoy plenamente de acuerdo:

“(...). Esto se basa en unas virtudes que los proyectos han de tener por encima de todas las cosas. Puede reducirse a una sola palabra: la obra ha de tener serenidad. Ha de huir de modas, y la forma de escapar de ellas es conociéndolas lo menos posible, porque si no el hombre tiende inconscientemente al camino más fácil, que es oler el trasero del que tiene delante, o que cree que tiene delante. Es decir, una casa no es propiedad de la persona para la que se hace. Incluso interiormente, porque la casa vive más que el hombre. Y ese hombre puede tener hijos a los que no les guste. Pero por dentro es más fácil de arreglar si está bien proyectada. De manera que aún toleraría una cierta gratuidad o.... ¿cómo lo diría?.... hacer una cosa no porque sea mejor sino porque es extraña. Que si lo hace un arquitecto para probar a ver qué pasa, como línea de investigación, y sin hacer pagar la culpa a los otros, entonces va muy bien. Pero sobre todo, la parte exterior. La casa es propiedad de la gente que se pasea, de todos los ciudadanos, y por eso digo que el arquitecto, por encima de todo, ha de dar a las obras una cosa: serenidad. Dentro de la serenidad hay orden, algo que no inquiete, porque las cosas que inquietan cansan. (...).”

Fue entonces cuando me planteé estudiar la obra de Coderch como punto de partida hacia la búsqueda de una arquitectura actual más humanizada y cargada de contenidos. Una arquitectura que busque mejorar la calidad de vida, encontrando soluciones que se adapten a los nuevos tipos de familia y que creen ciudad, pensando en la gente que la habita en lugar de buscar que cada edificio se convierta en hito estridente, que recuerde con luces de neón el arquitecto que lo creó, en el estilo de esa primavera-verano. Así se planteaba J. A. Coderch su arquitectura, buscando en sus obras serenidad, y haciendo compatible el progreso con la humanidad que irradian las viejas construcciones, sin por ello caer en el folklorismo o las modas. Como él mismo decía en una entrevista:

“Continué trabajando con mis convicciones hasta que, de repente, un buen día unos extranjeros dijeron que yo era un arquitecto moderno; era como aquel que escribía en prosa sin saberlo. Continué haciendo las cosas que creía que tenía que hacer, dentro de mis límites. (...) Yo no leo nada de arquitectura, ni voy a visitar obras de arquitectura tampoco. (...) Trato de ser un hombre de libre albedrío y no quiero plantearme problemas. Creo que todo lo que pase fuera de mi barrio es internacional, y arquitectura de revistas, totalmente desconectada de los verdaderos valores humanos y de las grandes tradiciones del hombre.”



Esta, por tanto, fue la razón que me llevó a basar mi doctorado en la figura de este autor y que ahora me permite profundizar aun más en ella mediante su levantamiento en Revit.









JOSE ANTONIO CODERCH DE SENTMENAT

Nace el 26 de noviembre de 1913 en Barcelona.
De 1931 a 1936 inicia los estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, donde tiene como profesor a Josep Maria Pujol.
De 1936 a 1939 interviene como oficial de caballería en la Guerra Civil española en el bando golpista.
En 1940 recibe el título de arquitecto. En Madrid, trabaja con Pedro Muguruza y, más tarde, con Secundino Zuazo.
Entre 1945 y 1950, afincado ya en Barcelona, comienza a desarrollar una reflexión propia sobre la vivienda. Forma parte del Grupo R de arquitectura moderna. Entabla amistad con Gio Ponti.
En 1951-1955 obtiene un gran éxito con su Pabellón de España en la IX Trienal de Milán (1951), que recibe los elogios de Aldo van Eyck, Max Bill o Peter Harden. El informalismo organicista de las plantas de sus proyectos sintoniza con la arquitectura italiana del momento.
A finales de los años 50 Coderch formula un código arquitectónico propio (estricta ortogonalidad y unidad de acabados) y se posiciona en el escrito “Points de vue sur la situation des jeunes architectes en Espagne”. Rehabilita para sí una pequeña casa de pescadores en Cadaqués (Girona). Josep Lluís Sert lo propone como miembro representante de España en el CIAM; su proyecto de Torre Valentina goza de una muy buena aceptación en el congreso de Otterlo (Holanda, 1958).
De 1961 a 1965 sus casas son celebradas y recibe premios por sus diseños de lámpara y chimenea. Miembro del Team 10, participa en las discusiones junto a Alison y Peter Smithson, Aldo van Eyck, Giancarlo de Carlo, Jerzy Soltan, etc. Su texto “No son genios lo que necesitamos ahora” recibe una calurosa acogida. Profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
En 1966 renuncia a cualquier tipo de cargo. En su empeño por encontrar una solución para el problema de la residencia masiva, el motivo del escalonamiento se hace omnipresente y el trazado general sigue líneas curvas a escala paisajística. En 1978 Coderch es aclamado unánimemente como “maestro”.
En 1984 fallece en Barcelona el 6 de noviembre y es enterrado en Espolla (Girona), un pueblo junto a los Pirineos, cerca de la casa de sus antepasados.
José Antonio Coderch i Sentmenat (1913-1984) es una de las figuras más brillantes de la arquitectura española del siglo XX. Fue un maestro creativo, innovador y crítico con los dogmatismos arquitectónicos del momento.

CASA UGALDE 1951-1953

“La casa se ha construido sobre una colina que domina el mar. Esta colina tiene unos 100 metros aproximadamente de altura sobre la población de Caldetas que está a 40 kms al norte de Barcelona. El terreno tiene una fuerte pendiente y había que construir sobre él respetando unos pinos muy hermosos.
Los Ugalde querían construir esta casa, si era posible construirla teniendo en cuenta los puntos de vista más interesantes que ellos habían señalado sobre el terreno.
Hay una vista magnífica que domina de una parte toda la costa hasta Barcelona, el mar al Sur, y del otro lado hay una vista sobre la Villa de Arenys y su pequeño puerto de pescadores. Al Este hay otra vista sobre grandes montañas y un pueblecito del tiempo de los moros.
Es una casa que me la han dejado proyectar libremente, pero basándome exactamente con las instrucciones de los propietarios. Estas son las condiciones que han dado el carácter de los planos”.
Texto mecanografiado por el propio Coderch, en el que clarifica como se formuló el encargo, que se convirtió en una verdadera obsesión tanto para el cliente como para el propio arquitecto.
“Ha sido una casa cuya distribución se hizo partiendo de un punto fijo y marcando con este punto como centro los ángulos de las vistas que se pretendían conseguir y las transparencias correspondientes. Es un proyecto muy especial, que si tuviéramos que repetir lo haríamos siguiendo el mismo procedimiento, tratando, sin embargo, de conseguir un poco más de orden.
Afortunadamente, tanto el matrimonio para el que se hizo la casa como los actuales propietarios están contentos con ella. Yo viví allí con mi familia un verano y resultó muy agradable, a pesar de sus indudables defectos.” J. A. Coderch años después de su construcción.
La casa Ugalde se sitúa en un punto privilegiado de la costa del Maresme barcelonés, cerca de la cumbre del monte por el que trepa la población de Caldes d´Estrac, a unos 30 km de Barcelona. El señor Ugalde escogió muy cuidadosamente el emplazamiento de la que debería ser su residencia de vacaciones, en 1951 la costa aún no había sufrido el gran proceso de urbanización que se inició en la década de 1960, y pudo disponer de una parcela amplia sobre un promontorio virgen, un lugar resguardado, coronado por tres pinos, donde la vertiente de la montaña gira para encararse al mar. A la excepcionalidad del lugar se une, como Coderch reconoció, el hecho de constituir una obra decisiva en su carrera. Con 38 años, Coderch afronta el proyecto  con una frescura juvenil, pero señalando también el inicio de su primera madurez, pues en esta casa descubrirá los recursos con los que desarrollará el resto de su obra. Aunque la informalidad de la planta podría hacer pensar que se trata de un proyecto instintivo, producto de las singularidades del lugar, en realidad es el resultado de un complejo proceso de reflexión proyectual que se prolongó durante la obra, e incluso después de haberla acabado, pues Coderch rectificó en las plantas publicadas lo que consideraba imperfecciones del proyecto construido.

La casa se dispone alrededor del punto donde el señor Ugalde sentaba a descansar en sus paseos por la montaña, que corresponde aproximadamente a la cabecera del comedor. Desde allí, girando la vista, uno puede disfrutar de los tres panoramas principales. Sin embargo, el esquema básico de la planta sigue la configuración de casas anteriores: una única planta con tres alas conformando una T, que se corresponden con las tres áreas funcionales clásicas, asegurando así la independencia espacial de cada una de ellas, cuyo desarrollo lineal configura una barrera que aísla el espacio de la casa tanto de la calle como de los vecinos. En el caso que nos ocupa, la zona de servicio da a un patio creado por el muro de contención. Debido a la gran pendiente del emplazamiento, los dormitorios, a los que se accede desde una plataforma de madera colgada sobre la sala, se alojan en la planta primera. A excepción del dormitorio principal, ninguna pieza tiene una visión directa de la terraza principal, ese gran bancal sobre el que se instala el área de relación.
El descubrimiento espacial de esta casa nace de la confrontación entre el esquema distributivo y la singularidad del emplazamiento.

El garaje, presente en el modelo de Revit, nunca llegó a construirse. Debía disponerse a unos 50 m de la casa, junto a la carretera. Desde allí, tras subir unos escalones, se toma un sendero que resigue un murete. Al aproximarnos, la casa aparece como un conglomerado de volúmenes entre los que se distingue el brillo del mar a través del porche de conexión entre la sala de estar y el pabellón de invitados. Al llegar junto al ala de servicio, el sendero desciende ligeramente y el murete crece en altura, tras dársenos la oportunidad de dirigirnos directamente al pabellón de invitados. Cuando llegamos a la puerta de entrada, dos muros ciegan totalmente la visión del paisaje, una visión que sigue negándose en el vestíbulo, pero, cuando nos situamos en el centro de la sala, las diferentes visuales, que en anteriores proyectos cosían entre sí los distintos ambientes como vectores dispersos, se reúnen en un único punto (el comedor), desde el que se extienden en cruz. El espacio se abre en todas las direcciones, protegido por el muro que acabamos de atravesar, y, un poco más allá, el hogar se dispone en un remanso creado entre dos muros y un banco de obra. La casa Ugalde revela a Coderch el mecanismo para crear un mundo abierto pero absolutamente privado, un mecanismo de interiorización del paisaje.





















Recorrido virtual 3D por el interior y exterior de la casa Ugalde. Modelado 3D y animación realizados con el software REVIT 2012. Montaje realizado con Adobe Premiere.

Para ver el VÍDEO pincha en el siguiente link:  http://vimeo.com/36287919 o clica más abajo: